Para descubrir el alma de Gata hay que pasear por sus calles y dejarse llevar hasta la Plaza de la Iglesia, conocida popularmente como la Plaza Vella. No solo es el centro urbanístico, sino también el punto neurálgico social, histórico y cultural del pueblo.
A pesar de su nombre, la plaza guarda huellas de siglos de historia que le otorgan ese encanto especial que enamora a quien la visita.
Edificios del casco antiguo de Gata
Presidiéndola se alza la Iglesia Parroquial de San Miguel, un templo barroco construido entre 1660 y 1680, con su nave central, capillas laterales y una fachada sobria pero imponente. El campanario, completado en 1963, es uno de los símbolos más reconocibles del pueblo.
A un lado encontramos la Casa Abadía, residencia del párroco desde 1886. Al otro, el antiguo Palacio de la Duquesa de Almodóvar, reformado en el siglo XVIII, que todavía conserva la elegancia de aquella época.
En el centro destaca la fuente de piedra tosca, obra del xabienc Vicent Bisquert Riera, inaugurada en 1944. Un espacio que desde entonces ha sido punto de encuentro y referencia para generaciones.
¿Cómo disfrutar del casco antiguo de Gata?
La plaza también late con fuerza gracias a los comercios locales y bares que la rodean, un tejido comercial que convive con los monumentos históricos.
Tomar un almuerzo en una terraza, pasear entre los comercios o disfrutar del ambiente durante Art al Vent son experiencias que demuestran que el casco antiguo de Gata es el verdadero corazón del pueblo, donde tradición y vida cotidiana laten al mismo compás.