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Foto portada: Yolanda Leyda Fornés Foto: Miguel A. Moncho Sirera

Gata de Gorgos es un pueblo con mucha historia. Está situado al nordeste de la Marina Alta, en la llanura que se forma al sur del Montgó. Es una localidad tranquila donde se mantienen las tradiciones, sobre todo en su vertiente gastronómica. Nos encanta ser un pueblo con un pasado lleno de encanto y que vive el presente con calma para poder disfrutar del futuro.

El antiguo pueblo nació en la parte norte del río de Gorgos, enclavado entre este curso de agua y un barranco. Sabemos que el pueblo ya se había ensanchado más allá del Barranquet en el siglo XVII. Al final de la década de 1930, después de levantar el puente de las Alcolaies, el pueblo empezó a expandirse también a la otra orilla del río.

Se puede considerar que el cauce del río es el epicentro, la madre de la localidad actual y hoy por hoy sigue siendo uno de los puntos más importantes del municipio.

Gata cuenta con parajes extraordinarios, vivimos rodeados de naturaleza y uno de nuestros tesoros más preciados es el río. Aunque la mayor parte del año permanezca seco, representa un orgullo para Gata. Su cauce se convierte en una zona natural fantástica y los niños y niñas encuentran en él un lugar mágico en el que convivir con la naturaleza.

En el siglo XIX, Gata acuñó otro punto clave en su historia: el auge del comercio de la pasa. Esto hizo que cambiara la geografía, ya que se incrementaron las construcciones típicas de la zona para cultivar la uva con un elemento principal: Los riuraus. Su función principal era proteger la pasa de la lluvia. Están orientados hacia el mediodía y muchos están adosados a la casa de campo. Estas casetas también solían contar con pozo y un horno para hacer pan y “cocas”, elemento gastronómico muy característico de la Marina Alta.

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Foto: Miguel A. Moncho Sirera

Las cocas se elaboran a base de harina, levadura, agua, aceite y sal. Son tortas de 5 a 10 centímetros sobre las que se colocan diferentes ingredientes. Las más típicas son las de “mullador” (pimiento, tomate y berenjena), aunque también encontramos usualmente las de cebolla y guisantes, la de hierbas o tomate, entre otras.

Durante estos años Gata también registró un auge en el comercio de productos elaborados con “llata”. La “llata” es la palma del palmito encalada y secada.

Hoy por hoy, aún podemos encontrar tiendas de artesanía y regalo, ya que en Gata la tradición sigue muy viva. Si buscas un capazo, un sombrero, muebles de mimbre o una cesta realizada con materiales naturales en Gata lo encontrarás.

Los motores económicos de la población fueron sin duda este comercio y la producción de la pasa, que se vieron muy beneficiados con la llegada del tren.

Gata está más viva que nunca y sus tradiciones también. Recordamos fervientemente a nuestros antepasados. Aunque somos un pueblo con mucha innovación, no dejamos de lado nuestras costumbres ni el legado nos dejaron.

Fuente: “Toponímia dels pobles valencians: Gata de Gorgos” de Joan Giner Monfort.